
Instituciones y comunidad se unen en un proyecto que busca preservar polinizadores y enfrentar el cambio climático
El pasado 16 de enero, en la parroquia Panzaleo del cantón Salcedo, se llevó a cabo un evento trascendental para el desarrollo de la apicultura sostenible en Cotopaxi. Representantes de instituciones públicas, privadas y la academia, como el Ministerio de Agricultura (MAG), Agrocalidad, la Prefectura de Cotopaxi y el Instituto Superior Universitario Cotopaxi, se reunieron con apicultores y miembros de la comunidad para socializar la implementación de corredores melíferos.
Este proyecto busca fomentar la conservación de polinizadores esenciales como las abejas, promoviendo la siembra de especies melíferas que fortalezcan la sostenibilidad ambiental y la economía local. “Cuando desaparezcan las abejas, desaparecerá la vida misma”, recordó Jenny Maribel Acosta, coordinadora de la carrera de Manejo Apícola Sostenible en el Instituto Cotopaxi, destacando la urgencia de estas iniciativas.

Un modelo de desarrollo para la comunidad
Durante el encuentro, se enfatizó que la apicultura no solo es vital para la producción de miel, sino también para la polinización, un proceso esencial para la agricultura. Alex Chacón, director de Agrocalidad, explicó: “Mantener colmenas saludables y bien manejadas no solo asegura la producción de miel, sino que beneficia a cultivos como frutales, pastos y alfalfa, pilares económicos de la zona”.
Además, la Prefectura de Cotopaxi y otras entidades se comprometieron a apoyar a los pequeños apicultores mediante capacitación, provisión de insumos y promoción de buenas prácticas agropecuarias. Estas medidas buscan integrar la conservación ambiental con el desarrollo económico, generando una alternativa sostenible para la comunidad.
Educación y asociatividad, claves para el éxito
El Instituto Superior Universitario Cotopaxi presentó avances significativos en la formación de nuevos profesionales en apicultura sostenible. “Nuestros estudiantes provienen de diferentes provincias, como Tungurahua, Los Ríos e incluso Ibarra, lo que demuestra el interés nacional en este modelo”, señaló Acosta.
La asociatividad también juega un papel crucial. Según los organizadores, el trabajo conjunto entre apicultores, instituciones y comunidades permitirá implementar estrategias que garanticen la proliferación de polinizadores y la creación de corredores melíferos en la parroquia.
Corredores melíferos, una solución para el cambio climático
El proyecto de corredores melíferos plantea reforestar áreas clave con especies que provean néctar y polen para las abejas. Esto no solo fortalece el ecosistema local, sino que contribuye a mitigar los efectos del cambio climático. “La comunidad ha mostrado entusiasmo por involucrarse. Hemos tenido una gran acogida de apicultores y líderes de los barrios de Panzaleo”, afirmó Acosta.
El evento también permitió identificar desafíos, como la necesidad de un diagnóstico más profundo sobre el estado actual de las colmenas y la capacitación continua de los apicultores. Sin embargo, las expectativas son altas. “Estamos seguros de que este proyecto se convertirá en un modelo replicable para otras parroquias y provincias”, añadió Chacón.

Un llamado a preservar la vida
El evento cerró con un mensaje claro: la conservación de las abejas es vital para la humanidad. La miel, un producto milenario, no solo es un recurso económico, sino también medicinal, destacaron los expertos. Además, cuidar a los polinizadores es una forma de garantizar la seguridad alimentaria y enfrentar los retos del cambio climático.
El compromiso de las instituciones participantes, junto con el entusiasmo de los apicultores y estudiantes, marca el inicio de una nueva era para la apicultura en Cotopaxi. El proyecto de corredores melíferos no solo es una apuesta por el medio ambiente, sino también una inversión en el futuro de las comunidades rurales.
Mientras tanto, en la parroquia Panzaleo, las primeras semillas de cambio ya están siendo sembradas. Con paciencia, como bien dijeron los participantes, los frutos de este esfuerzo colectivo comenzarán a florecer en los próximos años, beneficiando a las abejas, al entorno y, sobre todo, a las personas.