Mercado América entre el abandono y la esperanza

Comerciantes luchan por sobrevivir en medio de puestos vacíos, papeles burocráticos y poca afluencia de clientes

El Mercado América luce como una estructura nueva y reluciente, pero por dentro, sus pasillos vacíos cuentan otra historia, la de comerciantes que día tras día enfrentan la desesperanza. Doña Marta a quien le llamares así, quien atiende en el segundo piso, describe la situación sin rodeos: “la triste realidad es que aquí no hay afluencia de gente y eso nos está matando”.

Entre productos que se pierden

A diario, otra comerciante que prefirió no dar el nombre, vendedora de hortalizas, se enfrenta a la pérdida de sus productos. “El cilantro ya no aguanta más de dos días y el tomate en cuanto llega ya está medio suavito”, lamenta mientras separa lo que aún puede salvarse para alimentar a sus chanchos. La situación es tan crítica que muchos ya piensan en abandonar sus puestos, aunque confiesan que quedarse es casi por terquedad y tradición. “Estamos aquí porque fuimos criados en el mercado”, dice Rosa, “pero esto ya no es vida”.

Las trabas para llenar los puestos

Los comerciantes denuncian que llenar los espacios vacíos se ha vuelto imposible por los trámites engorrosos que exige el municipio. “Vienen con la ilusión de coger un puesto, pero les piden papeles juramentados, tanta cosa que la gente se va”, explica indignada. La burocracia ahuyenta a quienes quisieran sumarse y agrava el vacío que hoy hace eco en cada pasillo.

Eventos que alejan en lugar de atraer

Lejos de aliviar, las actividades que organiza la municipalidad en la plaza cívica terminan por empeorar la situación. “Ponen las carpas afuera y tapan las puertas del mercado”, reclama Rosa. “La gente se queda en la plaza y no entra acá adentro. Aquí dentro necesitamos que se pongan las ferias, para que siquiera vendamos un dólar de tomate”.

El llamado de los comerciantes

Desde su pequeño puesto de aguas frescas y Don Patricio Toapanta, encargado de uno de los baños hacen un llamado directo: “Nos falta promoción, propaganda. Que digan lo que quieran, pero que la gente sepa que aquí estamos”. Para él, la clave está en una campaña agresiva que cambie la mentalidad de los ciudadanos y llene los cubículos que ahora permanecen vacíos.

La esperanza no se pierde del todo, pero el mercado América camina “como tortuga”, como dice Patricio. Mientras tanto, sus comerciantes siguen resistiendo, en medio de un gigante bonito por fuera, pero cada vez más vacío por dentro.