
Productores enfrentan pérdidas, reducción de personal y recortes de insumos mientras intentan mantener su operación en medio de cortes eléctricos descoordinados
En Salcedo, Cotopaxi, la producción de helados artesanales, una tradición que ha impulsado el desarrollo económico del cantón, atraviesa una de sus peores crisis. La delincuencia, la falta de planificación en los cortes de energía y la escasez de demanda afectan tanto a productores como a proveedores. Germán Soria, presidente de la Asociación de Helados Artesanales de Salcedo, expone la situación crítica por la que atraviesan los 28 pequeños emprendimientos que forman parte de esta organización.
Un doble golpe: inseguridad y apagones
Soria explica que los problemas comenzaron con un incremento en la delincuencia. “Tuvimos compañeros que sufrieron robos de vehículos y pérdidas económicas, lo que redujo nuestras ventas”, señala. Sin haberse recuperado de ese primer impacto, los heladeros ahora enfrentan los cortes de energía que afectan la producción. Lo que comenzó con interrupciones de cuatro horas diarias se ha agravado con cortes más prolongados y descoordinados, sumiendo a los productores en incertidumbre.
“El problema es que las empresas eléctricas no cumplen los cronogramas. Nos informan que cortarán en ciertos horarios, pero luego los cambian sin aviso, lo que daña nuestra planificación”, lamenta Soria. Esta situación ha llevado a algunos productores, incluido él mismo, a paralizar la producción por días para evitar daños en sus equipos. “Encender y apagar constantemente los motores los puede quemar. Un motor de 5 HP cuesta 3.500 dólares, una inversión que no podemos perder”, advierte.

Impacto económico en la cadena productiva
La caída en la producción ha sido significativa. Según Soria, en su planta solían fabricar entre 1.500 y 2.000 helados diarios, pero ahora han reducido a menos de 7.000 unidades por semana. Esta situación ha obligado a despedir personal, afectando directamente a las familias de los trabajadores y proveedores.
“El consumo ha bajado, la gente ya no tiene el mismo poder adquisitivo, y eso afecta a toda la cadena. Nuestros proveedores de leche también sienten la crisis. Antes consumíamos más de 1.500 litros de leche al día, pero ahora pedimos menos. Lo mismo ocurre con la crema y la fruta que compramos”, detalla. La falta de demanda también repercute en los comerciantes que distribuyen los helados en todo el país, desde Pichincha hasta Manabí. “El exceso de oferta y la baja demanda generan una competencia desleal en el mercado”, agrega.
Paco Hinojosa, gerente de una de las principales empresas de helados de Salcedo, coincide en que esta crisis no solo afecta a los productores sino también a toda la cadena de distribución. “Nuestros helados no solo se venden en Cotopaxi, sino que abastecemos a distintas provincias. Pero con esta situación, muchos comerciantes han tenido que dejar de comprarnos porque ya no pueden sostener sus operaciones”, indica.
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Propuestas y obstáculos para seguir adelante
Ante la falta de soluciones desde el Gobierno, los productores han comenzado a buscar alternativas. Una opción ha sido adquirir generadores eléctricos, pero los altos costos dificultan la implementación. “Cada generador cuesta entre 1.500 y 2.000 dólares, y no todos los socios pueden permitírselo”, explica Soria. La asociación ha planteado comprar tres generadores para rotarlos entre 12 fábricas, pero esto apenas cubre una parte de la demanda.
Por su parte, Hinojosa destaca la reorganización de los turnos de producción como medida temporal. “Producimos de madrugada cuando hay luz. Sin embargo, esto nos obliga a pagar horas extras a los trabajadores, lo que encarece la operación. Estamos sobreviviendo, pero no podemos continuar así por mucho tiempo sin afectar más empleos”.
Además, las exportaciones, que representan una oportunidad de crecimiento, están en riesgo. “Esperamos reactivar las exportaciones hacia Estados Unidos en marzo, pero sin estabilidad energética es complicado mantener los estándares de calidad que exige el mercado internacional”, subraya Hinojosa.
Incertidumbre y riesgo de colapso
Hinojosa advierte que, si la situación no mejora pronto, se verán obligados a realizar más despidos. “Tenemos 25 empleados directos, pero hay alrededor de 3.000 familias que dependen de nuestra producción a lo largo del país. Si seguimos así, la economía local se va a resentir más y será difícil recuperarse”.
Asimismo, menciona la posibilidad de solicitar créditos en BanEcuador para adquirir equipos más eficientes y enfrentar la crisis, aunque la deuda representa un riesgo adicional. “Invertir en estos momentos es difícil. Estamos caminando en una cuerda floja, pero si no hacemos nada, el golpe será peor”, señala.
Un llamado a la organización y la esperanza
A pesar de la adversidad, los productores de Salcedo no pierden la esperanza. Soria subraya que la unión entre los socios ha sido clave para resistir. “No podemos quedarnos de brazos cruzados. La organización es fundamental para enfrentar esta situación. Estamos analizando cómo seguir adelante juntos, comprando equipos en grupo y rotando los generadores hasta que pase la crisis”, explica.
Hinojosa, por su parte, hace un llamado al Gobierno y las empresas eléctricas para coordinar mejor los cortes y brindar apoyo a los sectores productivos. “Salcedo ha crecido gracias a la industria de los helados, y no podemos permitir que esta tradición desaparezca. Necesitamos acciones concretas que nos permitan superar este momento difícil”, concluye.
Mientras la incertidumbre persiste, los productores continúan buscando soluciones creativas para mantener a flote sus negocios. Unidos, esperan que la situación mejore y que los helados de Salcedo sigan siendo un referente nacional e internacional, demostrando la fortaleza y resiliencia de su gente.