La Navidad en Salcedo: Un refugio de arte y tradición en manos de Myrian Jara


Una belenista ecuatoriana transforma su hogar en un museo viviente, preservando el arte de los pesebres y el reciclaje creativo

La pasión de un legado navideño

En el tranquilo cantón Salcedo, en la provincia de Cotopaxi, se guarda una de las tradiciones más entrañables de la Navidad. Aquí, Myrian Jara, una mujer apasionada por los belenes, ha dedicado su vida a preservar y compartir el arte de los pesebres, creando un lugar donde la magia de la Navidad no solo se celebra, sino que se vive durante todo el año.

En su hogar, la Quinta Los Helechos, se erigen más de 35 belenes, que suman un total de más de 2,000 figuras de todos los tamaños y materiales. Cada una tiene una historia propia, una pieza única que ha cruzado generaciones, países y continentes. Estos pesebres son mucho más que una representación de la Natividad: son una muestra de la creatividad, el arte y el amor por la tradición de Myrian, quien comenzó con esta pasión desde que era niña.

El inicio de una tradición familiar

Para Myrian, el arte de hacer los belenes nació en su infancia, cuando su madre, a pesar de las limitaciones económicas, confeccionaba los primeros pesebres con lo que tenía a mano. “Mi mamá siempre hacía los belenes. Aunque no teníamos muchas figuras, teníamos un Niño Jesús que era de mi abuela y de mi bisabuela”, recuerda. Esta tradición familiar, que comenzó con humildes pesebres en su hogar, se ha ido convirtiendo poco a poco en un verdadero museo que ahora comparte con el mundo.

Con el paso de los años, y tras regresar a Salcedo en el año 2000, Myrian continuó armando pesebres no solo en su casa, sino también en la de su madre. “Hasta que mi mamá falleció hace 13 años, hacíamos cuatro o cinco belenes en la casa. Pero poco a poco fui incorporando más, y con el tiempo mis amigos y familiares me regalaron más figuras, hasta que esto se convirtió en lo que es ahora”, cuenta con una sonrisa.

El reciclaje como arte: una filosofía de vida

Lo que distingue los belenes de Myrian no es solo la cantidad y la calidad de las figuras, sino la forma en que se crean. Mucho de lo que vemos en su hogar es producto del reciclaje. Myrian ha aprendido a dar nueva vida a materiales que normalmente serían desechados. “Todo lo que uso es reciclado. Los volcanes que ven aquí son las bases de las lavadoras, que me regalan en los almacenes de Salcedo”, explica.

Además, Myrian y sus hermanas, Dorita y Elsa, son expertas en el trabajo con porcelana fría. Ellas crean muchas de las figuras a mano, lo que añade un toque único y personal a cada pesebre. “La porcelánicrón es un material maravilloso, con el que podemos hacer cosas increíbles. Es un arte que me conecta con la tradición y la creatividad al mismo tiempo”, dice Myrian mientras muestra algunas de las figuras que ellas mismas moldean.

Un museo viviente, siempre abierto

Aunque la Navidad es la época del año en la que más personas visitan la Quinta Los Helechos, el museo de Myrian nunca cierra sus puertas. “Este es un lugar abierto todo el año. Quien quiera venir, puede llamarme y visitarme en cualquier momento. Para mí, la Navidad no es solo diciembre; la Navidad está aquí todo el año”, asegura Myrian, quien disfruta recibiendo visitas de niños y adultos por igual.

Las figuras, algunas delicadas y otras más resistentes, son manipuladas por los niños, quienes se acercan fascinados por las escenas. Myrian asegura que no limita a los pequeños: “Aunque a veces se rompen, no puedo decirles que no toquen. Ellos vienen a disfrutar de esto, y esa es la mayor alegría para mí”, explica con ternura.

Un futuro como museo municipal

A pesar de la dedicación y el esfuerzo que implica mantener su colección, Myrian no tiene dudas de que algún día su hogar será el hogar de un museo. “Ojalá que antes de mis días Salcedo tenga un museo organizado donde la gente pueda venir a ver todo lo que he hecho con tanto amor”, dice, mientras sus ojos brillan con la esperanza de que su legado perdure en el tiempo.

Este sueño, que Myrian comparte con sus amigos y familiares, ha sido apoyado por algunos miembros de la comunidad. “Las personas que vienen aquí me dicen que debería donar todo esto para un museo, y si Dios quiere, eso sucederá”, comenta, mirando con cariño los pesebres que llenan su hogar.

Ser belenista: un arte de amor y fe

Para Myrian, ser belenista es mucho más que construir pesebres: es un arte que implica dedicación, creatividad y fe. “Ser belenista es crear algo con las manos, darle forma a las ideas, imaginar un mundo. No hago oraciones en los belenes, pero mi amor por Dios y por mi fe está en cada pieza que construyo”, reflexiona.

A lo largo de los años, Myrian ha perfeccionado su técnica, aprendiendo de otros expertos y compartiendo sus conocimientos. Es miembro activo de la Sociedad Belénista de Álava, en España, y cada año recibe nuevos consejos, técnicas e inspiración. “Es como ser arquitecto, crear los dioramas, construir los edificios y las casas. Cada pieza tiene un propósito, una historia, y todo encaja en su lugar”, comenta con una sonrisa llena de satisfacción.

Una lección para las nuevas generaciones

El mensaje de Myrian para las nuevas generaciones es claro: el reciclaje no solo es una necesidad, sino una forma de arte que puede transformar el entorno. “Lo que más me gusta enseñarles a los jóvenes es que todo lo que tiran puede convertirse en algo hermoso. El reciclaje artístico no solo es una forma de cuidar el medio ambiente, sino una manera de dar nueva vida a lo que ya no tiene utilidad”, asegura.

Con el tiempo, Myrian Jara ha logrado algo más que preservar una tradición navideña. Ha creado un lugar donde la Navidad no solo se celebra, sino que se re-crea cada año con las manos y el corazón. La Quinta Los Helechos, su hogar, es un testimonio de que la magia de la Navidad puede perdurar más allá de diciembre, cuando se hace arte, tradición y amor por la vida.

Este museo viviente, que es un homenaje a la creatividad y la fe, sigue siendo un refugio de belleza, no solo para los que creen en la magia de la Navidad, sino para todos aquellos que buscan inspiración en la tradición y el reciclaje como forma de arte.